TRASMUTACIÓN Acto de amorAcrílico sobre tela160 x 120 cm
TRASMUTACIÓN TransmutaciónMixta sobre tela180 x 240 cm
TRASMUTACIÓN Visiones de los otrosMixta sobre tela180 x 240 cm
TRASMUTACIÓN Los ojos de los otrosMixta sobre tela180 x 240 cm
TRASMUTACIÓN La Sirena IIMixta sobre tela160 x 120 cm
TRASMUTACIÓN Los ojos de mis amores I y II (Díptico)Mixta sobre madera120 x 200 cm
TRASMUTACIÓN Miradas taciturnas,en una noche melancólicaMixta sobre madera91 x 214 cm
TRASMUTACIÓN Entre líneas la belleza I y II (díptico)Mixta sobre madera91 x 214 cm
TRASMUTACIÓN Fusión pasionalMixta sobre tela120 x 230 cm
TRASMUTACIÓN Explosión I, II, III y IV (Políptico)Acrílico sobre tela100 x 400 cm
TRASMUTACIÓN Abstracción en rojo (Díptico)Acrílico sobre tela200 x 100 cm
TRASMUTACIÓN Visitación IMixta sobre madera100 x 90 cm
TRASMUTACIÓN Visitación IIMixta sobre madera100 x 90 cm
TRASMUTACIÓN Eva I y II (Biombo)Acrílico sobre tela190 x 100 cm
TRASMUTACIÓN Intolerancia (Biombo exterior)Mixta sobre tela200 x 400 cm
TRASMUTACIÓN Intolerancia (Biombo Interior)Mixta sobre tela200 x 400 cm
TRASMUTACIÓN La virgen sacrificada (Biombo exterior)Mixta sobre madera200 x 400 cm
TRASMUTACIÓN La virgen sacrificada (Biombo interior)Mixta sobre madera200 x 400 cm
TRASMUTACIÓN Conversaciones y recuerdosMixta sobre madera160 x 120 cm
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TRANSMUTACIÓN
La falta de gobierno, la búsqueda del ser, de su propio ser… Juan Sebastián, así, sin el apellido inminente…
Juan Sebastián hijo, padre, de su arte, de su discurso plástico, de la vida interior narrada en espacios laberínticos que no llegan a sitio alguno, que se burlan después del afán de hallar el nuevo espacio.
Todo es cíclico, todo parte de la pregunta y Juan Sebastián sabe que sólo el ser humano se pregunta; esa es quizás la mayor de sus tragedias, porque el cúmulo de respuestas le devuelve, irremediablemente, al origen.
Juan Sebastián lo intuye, lo sabe, lo pinta y lo expresa en un desbordado afán de hallarse, de darse.
Nada secreto es su afán por decir, por contar; construye retóricas plásticas que recientemente tienden a lo amorfo. Lo abstracto se le asoma en color que expresa su pasión sin narrar. La pintura le guía ahora lejos de los personajes que hace y que le hacen.
Esta es sin duda una madurez del lenguaje, una consolidación del artista, una expresión que ya no acude a la forma literaria sino al lenguaje plástico contundente.
Pinta, y la inenarrable plástica se asoma sin ningún recato en una superposición de materia que hoy celebra, en color y expresión, lo que quizás sea la ruptura de las historias pintadas.
Una forma, quizás, de puntualizar treinta años de su trabajo plástico, un cambio de rumbo en el que su pintura rebasa a sus propios símbolos.
Minette Erdman
Octubre, 2013.
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